En
2010, el editor Bernard Comment junto con Stanley Buchthal, amigo de la familia
Strasberg (heredera de las posesiones personales de Marilyn Monroe a su muerte
en 1962), deciden publicar los manuscritos
de Marilyn Monroe entre 1943 y 1962 (Fragmentos. Seix Barral).
En
ellos aparece una imagen desconocida de la actriz, considerada una sex
symbol y una estrella, pero extraña para
el gran público como persona.
Lectora y escritora
Apasionada
de la literatura, en los comienzos de su carrera (1951), asistía a clases
nocturnas de Historia, Literatura e Historia de los Estados Unidos en la Universidad de los
Ángeles. En su biblioteca personal había unos 400 volúmenes entre autores
clásicos (Flaubert, Dostoievski, Milton, Whitman) y modernos (Steinbeck,
Hemingway, Camus, Beckett o Kerouac). Durante el rodaje de Nido de Amor, en 1951, leyó Por
el camino de Swam, de Proust. En 1952, antes de conocer al que sería su
marido, el dramaturgo Arthur Miller, había leído el Ulises, de Joyce. En fotos parece leyendo a Heinrich Heine, The Big Brokers, de Irving Shulman, To the Actor, de Michael Chekhov, Muerte de un viajante, de A. Miller o Un enemigo del pueblo, de Ibsen.
No
sólo escribió poemas (“…Colgada hacia abajo/ casi siempre/pero fuerte como una
telaraña al/viento…”. “Era una poeta callejera”-dice Miller); también leyó mucha
poesía (Whitman, Sandburg). En Fragmentos,
cita a músicos: Häendel, Vivaldi, Beethoven, Ravel, Bartok o Benny Goodman. Y
canciones: I´ve got you under my skin,
While we are young o Wonderful Guy.
También
le interesaba la pintura. De Goya y sus demonios, dijo: “Conozco muy bien a ese
hombre; tenemos los mismos sueños. Llevo desde pequeña teniendo los mismos
sueños”. “…Monstruos/mis más leales compañeros…”.
Entre
sus proyectos estaba el de interpretar todos los papeles femeninos
shakesperianos, desde Julieta hasta Lady Macbeth. “En su próxima vida quería
ser una mariposa”, escribe el fotógrafo André de Dienes.
En
1961 lee las cartas de Sigmund Freud a la vez que la autobiografía del
dramaturgo irlandés Sean O´Casey. Ya se ha estrenado la última película que
rodará completa, Vidas rebeldes, The
Misfits, -Los inadaptados, en su
título original. John Huston, su director, dijo más tarde que Marilyn había
buceado en sus propias experiencias para mostrarse a sí misma. “Todo era
verdad. Era solo Marilyn”. No estaba actuando. No era un personaje. No había
técnica.
Tras
su muerte, su mentor y maestro Lee Strasberg, director del mítico Actors Studio, lee un elogio fúnebre el
9 de agosto de 1962: “Poseía una cualidad luminosa -una combinación de
tristeza, resplandor, ansia-…En permanente búsqueda de la perfección…seguía
haciendo planes para el futuro…Habría sido una actriz de teatro de las
verdaderamente grandes”.
En
2011, se publica en castellano My
Story, “mi propia historia sin censuras”, -como primitivamente iba a
llamarse, cuando lo concibió en 1954 y se lo relató al guionista Ben Hecht. Termina con su visita a Corea para animar a los soldados estadounidenses. Son
unas memorias donde se combinan la sinceridad, la lucidez y el sentido de
humor; un análisis a pecho descubierto de sí misma y de lo que la rodeaba.
Resultan entrañables leídas cincuenta años después de su muerte.
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