Se
define a sí mismo como “poeta, historiador, salvaje bailarín chippewa, o máxima autoridad mundial en la lengua de las
gaviotas”.
Gould
nació, de acuerdo con sus propias palabras, en Norwood, Massachusetts, en 1899.
Se graduó en Harvard, en 1911, y llega a Nueva York en 1917.
Una
frase de Yeats, “La historia de una nación no está en los parlamentos ni en los
campos de batalla, sino en lo que las gentes se dicen los días de fiesta y de
trabajo, y en cómo cultivan, se pelean y van en peregrinación”, le pone en el
camino de lo que será su vida: tratar de escribir la “Historia Oral de Nuestro
Tiempo”. Para ello, decide no aceptar empleos estables (que le robarían tiempo
a la obra de su vida), recortar sus necesidades al mínimo y sobrevivir con la
ayuda de amigos y desconocidos a los que
pide pequeñas cantidades para ir tirando.
El
profesor Gaviota y El
secreto de Joe Gould, dos ejemplos de periodismo magistral
Al
periodista Joseph Mitchell (1908-1996) le cuenta que han aparecido algunos
adelantos de su Historia oral en
varias publicaciones: la revista Exile,
de Ezra Pound, en 1927; o Dial, de
1929, editada por la poeta Marianne Moore, donde Gould dice que han publicado
varios escritores y obras famosas (entre ellos, cita a Unamuno). Sin embargo,
el mayor material está en un sótano de una granja en Huntington.
“Tengo
una memoria anormal, una memoria absoluta” -le explica en cierta ocasión. Quizá
por ello se dedica a reescribir siempre los mismos pasajes una y otra vez: la
muerte de su padre, la muerte de su madre, los indios
de Dakota del norte (donde estuvo en 1916, midiendo sus cabezas, en un momento
de obsesión por la eugenesia) y su adicción al ketchup. Su perfeccionismo, o su incapacidad, hacen que
nunca llegue a completar su idea.
Cundo
Gould muere en 1957, sus antiguas amistades y conocidos piensan en encontrar la
verdadera y grandiosa Historia oral.
Pero Mitchell ya tenía claro que no existía. Por ello, en 1964, escribe El secreto de Joe Gould para contar su
versión y todo lo que sabe.
La
historia es llevada al cine en el año
2000 por el director Stanley Tucci, quien interpreta el papel de Joseph
Mitchell. Susan Sarandon hace el papel de Alice Neel, la pintora que le retrata desnudo
en 1933. Y el actor Ian Holm encarna a Joe Gould. En España se estrena en 2003.
El periodista Joseph
Mitchell
“Lo
primero que leí y disfruté leyendo en mi vida fueron los textos de las lápidas
en los camposantos de mi infancia, junto a los pantanos de North Carolina.
Piedra y mármol a los que nos les faltaba ni les sobraba una
palabra…exactamente así es como yo veo el mundo” -escribió en cierta ocasión.
Una verdadera declaración de intenciones.
“Una
vez yo había pensado escribir una novela…” -es una de las revelaciones que
Mitchell hace al relatar “El secreto de Joe Gould” (dedicado a sus hermanas
Elizabeth, Linda y Laura). “Por entonces tenía 24 años y acababa de caer bajo
el hechizo del Ulises de Joyce. Mi
novela iba a ser sobre Nueva York. También iba a tratar de un día y una noche
en la vida de un joven reportero neoyorquino…Me ponía a escribirla
mentalmente…Pero lo cierto es que de hecho nunca había escrito una sola
palabra…Empecé a comprender a [Joe] Gould”.
Un buen tema para un “Perfil”
Podríamos
decir que Mitchell, al escribir sobre Joe Gould, también escribe sobre sí
mismo. Al narrarle a él, introduce datos de su vida. “Conocí a Joe Gould en el
invierno de 1932. Por entonces yo era reportero de un periódico y trabajaba
sobre todo en información de sucesos. De vez en cuando cubría algún caso del
Tribunal de Mujeres, que en aquellos días estaba en el juzgado de Jefferson
Market, entre la Sexta Avenida
y la Calle 10,
en Greenwich Village…Una tarde, durante un descanso del tribunal, yo tomaba
café [en un restaurante griego llamado Atenas,
en la calle siguiente] cuando entró un curioso hombrecillo…”.
Tras
hacer la descripción de Joe Gould, continúa: “A fines de los treinta dejé los
periódicos y entré a trabajar en The New
Yorker. Más o menos por la misma época empecé a ver a Gould con frecuencia…Por
entonces yo trabajaba mucho de noche y, de vez en cuando, camino de casa hacia
las dos o las tres de la madrugada, lo veía andar por la Sexta Avenida …Una mañana del
verano de 1942…se me ocurrió que podía ser un buen tema para un Perfil”. Así
nace el relato El profesor Gaviota.
¿Qué fue de Joe Mitchell
entre 1964 y 1996?
Mitchell
fue miembro de la Junta
directiva de la Gipsy Lore
Society. Participó en la fundación del South Street Seaport Museum. Fue uno de
los primeros Amigos de la
Arquitectura en Hierro Fundido, y durante cinco años formó
parte del Comité para la
Conservación de los Monumentos de Nueva York.
Coleccionista de
“reliquias”
Después
de su muerte, en 1996, sus hijas Nora y Elizabeth (Liz) encontraron entre sus
pertenencias: rocas de 1974 en cajas de Brooks Brothers; clavos en cajas de
Tiffany´s; chapas (badges) por acudir a la escuela dominical de los tiempos de
su infancia, y un pomo del Hotel Plaza
que afanó en la boda de su hija Liz y
que le ofreció como regalo de boda.
Fascinado por las “brownstones”,
como Maeve Brennan
“Una
de esas casas antiguas que para mí siempre han sido la esencia del Village:
ladrillo rojo, tres plantas, una escalera empinada que lleva a la planta
de la sala y un ailanto que crece
inclinado delante”.
PARA SABER MÁS
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