Un libro que debería leerse en todos los institutos
“Los que vivís seguros…/Considerad si es un hombre/quien trabaja en el fango…/Quien lucha por la mitad de un panecillo/ Quien muere por un sí o por un no…/Pensad que esto ha sucedido…”- este es el poema que abre el relato de Primo Levi, “ciudadano italiano de raza judía”, capturado con 24 años, el 13 de diciembre de 1943 por la milicia fascista y trasladado a Auschwitz en tren: “…uno de los famosos trenes de guerra alemanes, los que no vuelven…”. Ya en la estación de Carpi, “recibimos los primeros golpes…Solo un estupor profundo: ¿cómo es posible golpear sin cólera a un hombre?”…
Si
esto es un hombre, publicado en 1947, se considera el libro
fundacional de la literatura concentracionaria.
“Tuve la suerte de no ser
deportado a Auschwitz hasta 1944 [en febrero]”- dice en el prólogo. Eso le
salvó, porque la guerra terminó solo unos
meses después [en Europa, el 9 de mayo de 1945. Y meses antes, lo eligen
para trabajar en el laboratorio: “…significa [en invierno] grandes posibilidades
de no enfermar de gravedad, de salvarse de la congelación, de superar las selecciones…”]. “No lo he escrito con
intención de formular nuevos cargos; sino más bien de proporcionar documentación para un estudio sereno de algunos aspectos
del alma humana”.
El libro “nació en los días
del Lager [campo de concentración; “la casa de los muertos o campo de
exterminio” -lo llama en una ocasión]…Lo escribí…en primer lugar…, como una
liberación interior. De ahí su carácter fragmentario…, por su orden de urgencia…”.
De los 650 judíos italianos
(“piezas”- los llamaban) de su “remesa”, fue uno de los 20 afortunados que
sobrevivió al exterminio. “Entre las 45 personas de mi vagón tan solo 4 han
vuelto a ver su hogar; y fue con mucho el vagón más afortunado… Hoy sabemos que
en los campos de Buna-Monowitz y Birkenau no entraron, de nuestro convoy, más
que 97 hombres y 29 mujeres y que, de todos los demás, que eran más de 500,
ninguno estaba vivo dos días más tarde [de la selección “rápida y sumaria” a la
entrada al campo]…Solo 29 hemos sobrevivido hasta octubre [de 1944] y, de
estos, 8 se han ido con la selección (selekcja,
para eliminarlos). Ahora somos 21 y apenas si ha empezado el invierno…”.
El libro se lee sin poder
dejarlo, hipnotizada por el horror y el sinsentido de una crueldad que ni los
animales salvajes tienen.
“¡No estáis ya en vuestra
casa…De aquí solo se sale por la
Chimenea!…(¿qué quería decir…?, lo aprenderíamos más tarde).
“Hemos aprendido… a
responder Jawohl [Sí, señor], a no
hacer preguntas, a fingir siempre que hemos entendido”… “Nuestra sabiduría
consistía en no tratar de entender, ni
imaginarse el futuro, no atormentarse por cómo y cuándo acabaría todo…”.
“Las prohibiciones son
innumerables (apoyarse en las literas está prohibido)…Infinitos e insensatos
los ritos que hay que cumplir…Cuando las uñas está largas hay que cortárselas,
lo que no se puede hacer sino con los dientes (para las uñas de los pies es
suficiente el roce de los zapatos)”…
“La muerte empieza por los
zapatos [de tela con suela de madera]…ocasionan dolorosas heridas las cuales
fatalmente se infectan…”.
“Todos los días se
parecen…Todos son aquí enemigos o rivales…”.
“El Lager no provee de
cuchara a los recién llegados…, aunque el potaje semilíquido no pueda ser
consumido de otra manera…” (se produce un tráfico de cucharas que se
intercambia por raciones de pan).
“Aquí lavar la camisa quiere
decir encontrar el jabón, encontrar tiempo, encontrar sitio en el lavadero
lleno de gente; vigilar… la camisa mojada…, y ponérsela…, todavía mojada, a la
hora de silencio, en la que se apagan las luces”.
“Nuestro olor…, el olor a Häftling, suave y dulzón… el olor de las
coles y de los nabos crudos, cocidos y digeridos”. “Arrancábamos del suelo cien
veces pisoteado las achicorias y las escasas camomilas, y las masticábamos en
silencio”.
“De octubre a abril [con la
llegada del invierno y la nieve], de cada diez de nosotros morirán siete. Quien
no se muera sufrirá minuto por minuto,
día por día, durante todos los días…A todos se nos abrirán heridas en las
manos, y para conseguir una venda habrá que esperar toda la tarde durante
horas, de pie en la nieve y al viento…Trabajar todo el día al viento, bajo
cero, no llevando encima más que la camisa, los calzoncillos, la chaqueta y
unos calzones de tela…”.
La
lección del sargento Steinlauf (del ejército austro-húngaro, cruz de hierro en
la Guerra del 14): sobrevivir para dar testimonio
Cuando Primo se cuestiona
por qué y para qué lavarse en aquel campo de exterminio, unas palabras de otro
prisionero, le dan “una lección en toda regla”: “…precisamente porque el Lager
es una máquina para convertirnos en animales, nosotros no debemos convertirnos
en animales…”.
“¿Está
bien que de esta excepcional condición
humana quede cualquier clase de recuerdo?”
Es otra de las innumerables
preguntas que se hace Primo Levi. La respuesta es sí. “Estoy persuadido de
que ninguna experiencia humana carece de
sentido, ni es indigna de análisis…el Lager ha sido…una gigantesca experiencia
biológica y social…para establecer qué es esencial y qué es accesorio en el
comportamiento del animal-hombre frente a la lucha por la vida”.
Los
hundidos y los salvados
Él categoriza en estos dos
grupos a los prisioneros del campo, según su comportamiento. “Sucumbir es lo
más sencillo: basta con cumplir órdenes que se reciben, no comer más que la
ración, atenerse a la disciplina del trabajo y del campo…Si pudiese encerrar a
todo el mal de nuestro tiempo en una imagen… [sería la de] un hombre demacrado,
con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos
no se puede leer ni una huella de pensamiento”.
Entre los salvados, los que
tienen alguna utilidad para el campo; “además de individuos particularmente
crueles, vigorosos e inhumanos, instalados… en los cargos de Kapo, de Blockältester u otros”. Sumados a los que “gracias a su astucia y
energía” consiguen “organizarse con éxito”. Convertirse en un Prominent es garantía de supervivencia;
ahí entran desde los cocineros hasta los barrenderos de las barracas e incluso
los encargados de letrinas (Scheissminister o ministro de mierda) y duchas.
“…sé…que me salvaré si me
convierto en Especialista, y me convertiré en Especialista si supero un examen
de química [en alemán]”. “En alemán sé decir: “comer, trabajar, robar, morir;
también sé decir ácido sulfúrico, presión atmosférica y generador de ondas
cortas…”.
“Desde que estoy en el campo
he tenido que asistir a 13 ahorcamientos públicos…”.
Sueños
colectivos: Estar en casa y comer. El dolor del recuerdo
“Estar en nuestra casa, en
un maravilloso baño caliente. Estar en nuestra casa sentados a la mesa…”.
“Le conté que había soñado
que estaba en mi casa, en la casa donde había nacido, sentado con mi familia,
con las piernas bajo la mesa, y encima, mucha, muchísima comida. Y estábamos en
verano, en Italia…”.
… “pensar en mis montañas,
que se aparecían en el color oscuro de la tarde cuando volvíamos en tren de
Milán a Turín”…
“El año pasado a esta hora
[antes del 13 de diciembre de 1943] yo era un hombre libre: fuera de la ley,
pero libre; tenía un nombre y una familia, tenía una mente ávida e inquieta y
un cuerpo ágil y sano “…
También hay recuerdos para
las madres: “¡Cuánto se parecen todas las madres. También su madre [la de Jean,
el Pikolo, pinche, de su Kommando Químico] le reprochaba que no
supiese nunca cuánto dinero llevaba en el bolsillo; también su madre se habría
asombrado si hubiese sabido que se las arreglaba, que día tras día se las
arreglaba…”.
Y, antes de partir, en el
convoy de la muerte: “…las madres velaron para preparar con amoroso cuidado la
comida para el viaje, y lavaron a los niños, e hicieron el equipaje, y al
amanecer las alambradas espinosas estaban llenas de ropa interior infantil
puesta a secar; y no se olvidaron de los pañales, los juguetes, las almohadas,
ni de ninguna d las cien pequeñas cosas
que conocen tan bien y de las que los niños tienen siempre necesidad”…
Retratos
e historias
A lo largo del relato, Levi
deja unos cuantos retratos de distintos personajes a los que encontró en el
campo de concentración (el ingeniero Alfred L, Elías Lindzin, Henri…): el más
importante, Lorenzo, un obrero civil italiano: “…es a Lorenzo a quien debo el estar hoy vivo…por haberme recordado
constantemente
con su presencia, con su manera tan llana y fácil de ser bueno, que todavía
había un mundo justo fuera del nuestro…Gracias a Lorenzo no me olvidé yo mismo
de que era un hombre”.
“Alberto es mi mejor amigo…,
mi inseparable…”.
El
final
“El 11 de enero de 1945
enfermé de escarlatina y fui de nuevo hospitalizado en el Ka-Be [la enfermería]…Tenía mucha fiebre…Sabía que tenía derecho a
40 días de aislamiento y, en consecuencia, de reposo…”.
Sobre
el autor
Nacido en Turín en 1919, se
graduó en Química en 1941. Tras la guerra, trabajó como químico industrial en
la factoría química SIVA (una fábrica de pintura), en Turín, hasta 1977, en que
lo deja para dedicarse solo a la escritura. Fallece en 1987, a los 68 años, y
está enterrado en el cementerio monumental de Turín.
SABER
MÁS
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20190731/47309564278/primo-levi-regreso-auschwitz.html . Primo
Levi y su regreso de Auschwitz.
https://www.revistasculturales.com/articulos/91/letras-libres/407/1/regreso-a-auschwitz-entrevista-inedita-a-primo-levi.html. Regreso
a Auschwitz. Entrevista (inédita) a Primo Levi en 1982, por Marco Belpoliti (transcripción
en 1998).
Primo Levi regresó a
Auschwitz -donde estuvo internado de febrero de 1944 hasta la liberación del
campo en enero de 1945-, dos veces en su vida: en 1965 y en 1982. En la segunda
ocasión, lo hizo acompañado por un grupo de estudiantes y profesores de
instituto, representantes de la comunidad judía y cargos electos de la
provincia de Florencia, organizadora de la visita. También viajó con él un
equipo de la RAI, dirigido por Emanuele Ascarelli y Daniel Toaff.
El texto de la entrevista,
realizada ante las cámaras en junio de 1982, había permanecido inédito hasta su
transcripción por Marco Belpoliti y su edición en 1998 en un volumen colectivo
a cargo de Francesco Monicelli y Carlo Saletti.
“Yo soy un hombre que habla
y escucha; el lenguaje de los otros me afecta mucho, y suelo o procuro utilizar
correctamente mi lengua de italiano”…
“El químico es entrenado
para identificar las substancias a través de su olor…”.
“Las cosas pueden volver a
suceder…. Todo reaparece bajo nuevas formas, pero nada muere por completo”.
…”Me presenté como químico,
sin saber que sería enviado a una fábrica de productos químicos; y mucho
después, aquello me valió un pequeño beneficio, porque durante los dos últimos
meses trabajé en un laboratorio”.
“El que se adapta a todo es
el que sobrevive…”.
https://www.youtube.com/watch?v=WrqeBvruwAQ.
Rosamunde Polka. https://www.youtube.com/watch?v=bhMNJySog7A . Con subtítulos. Es una de las marchas que toca la banda cuando los prisioneros
vuelven al campo del trabajo. Han de ir marcando el paso.
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