viernes, 30 de junio de 2023

LAS VIRTUDES DEL HUERTO. Cultivando la tierra se cultiva también la felicidad


Salió póstumo en 2016 tras la muerte de su autora,  Pia Pera, el 26 de julio de 2016, a los 60 años, de ELA.

En España, el primero que vimos traducido fue Áun no se lo he dicho a mi jardín. Y, poco después, apareció El huerto de una holgazana. Confesiones de una  aprendiz.

El anhelo de un pedazo de tierra

“Ahora que mis deseos infantiles se han realizado y tengo dos perros (Nino y Macchia) y nada menos  que una hectárea y media de terreno [algo más de un campo de fútbol]…”. “De niña yo no quería muñecas, tampoco pantalones. Quería un jardín... unos cuantos metros de tierra vallada para mí”. Entonces, un libro que leía una y otra vez era El jardín secreto, de Frances Hodgson Burnett, que luego ha traducido al italiano, “la historia que me cautivó y que ha ejercido una grandísima influencia en el devenir de mi vida”. 

“Aún recuerdo con emoción la primera planta que compré cuando vivía en Milán: un jazmín de invierno…”.

“Cuando empecé a hacer mis pinitos en jardinería…, preparé un terreno rectangular rodeado en parte por un seto bajo y en parte por un muro de ladrillos, con dos parterres de boj, dos membrilleros simétricos y un banco en medio, enfrente de la puerta de la cocina”.

“El jardín me ha regalado la paz interior”.

El huerto sienta bien

“La mente se relaja cuando practicamos alguna actividad física… Volver al cuerpo nos ayuda a distanciarnos de la mente… Cuando trabajamos en el jardín, estamos asimismo trabajando los terrenos incultos de la mente, del corazón... Trabajar la tierra es trabajar el alma… Trabajar en un jardín…no solo sirve para aquietar la mente. Poco a poco, purifica también el espíritu”.

“El fin verdadero de la agricultura no es cultivar plantas, sino perfeccionar y cultivar el ser humano”- dice Masanoba Fukuoka, uno de sus maestros.

“El jardín del futuro será ecológico o no será”. El huerto escolar como modelo de jardín de nuestro tiempo

¿No será cuidar del mundo la manera más inteligente de cuidar de nosotros mismos? -se pregunta la escritora. “Crear un lugar bello que a un tiempo nos inspire y nutra”.

“…Un huerto-jardín en el que crezcan verduras…, pero también flores y plantas”. Con berros, ipomeas (correhuelas), dalias, tagetes, zinnias, jacintos y tulipanes.

Si el jardín es planetario, ¿no nos corresponde a nosotros cuidar de él…? 

Una manera de empezar… Limpiar un pedazo de terreno… “y allí podremos plantar trébol,  a modo de barrera contra las malas hierbas más invasoras y porque el trébol, una leguminosa, mejora el terreno”.

“Que los niños entiendan que el futuro depende de nuestra manera de producir los alimentos. Y que nada podemos hacer solos… Todos nos necesitamos unos a otros”.

Las malas hierbas no existen

“Nos parecen invasoras porque crecen donde quieren sin pedirnos permiso”... Son plantas pioneras “un poco como la costra de sangre que recubre las heridas y prepara y protege la creación de nuevo tejido”.

Siento una gratitud infinita  por cuanto crece por sí mismo”. Ella se hace unos buñuelos de flores de acacia (Robinia pseudoacacia) o, con los brotes tiernos del bambú, un aliño con aceite y sal. … Al cenizo, en Toscana, lo conocen como “espinaca silvestre”. Y en sus ensaladas, sopas o como guarnición usa las flores de malva o de borraja, los espárragos silvestres o la hoja de la verdolaga. “A una única planta no le he encontrado aún nada bueno: la cuscuta”…

El jardín en movimiento de un descampado junto a mi casa. Para observar y aprender

De vez en cuando viene una cuadrilla del Ayuntamiento y arrasa con todo. En un tiempo pusieron árboles en grandes tiestos hundidos en la tierra, pero tras unas obras de rehabilitación y el uso del espacio como lugar de almacenaje, volvió a ser un sitio salvaje.

A mí me fascina cómo van surgiendo nuevas plantas: desde la siempre presente parietaria al gordolobo, que se ha asentado este año por primera vez.

Convierto alcorques en minijardines. Cuidar de los lugares en los que vivimos

Hace pocos años, tras reformar (¡ya era hora!) las aceras de mi calle, pusieron 4 carpes que se han visto acompañados -justo antes de las elecciones- por dos bancos de madera. Sus alcorques suelen ser espacio para colillas y cacas de perro y casi no puede surgir ni una planta silvestre. Así que, un día, decidí comprar tierra y plantar hierbas aromáticas...

SABER MÁS

Yo también he escrito de mi huerto urbano en un balcón de apenas 2 metros cuadrados…

https://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2013/07/el-post-del-verano-diario-de-una.html . DIARIO DE UNA HORTELANA NOVATA.

Libros anteriores de Pia Pera:

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2021/05/aun-no-se-lo-he-dicho-mi-jardin-la-vida.html. Aún no se lo he dicho a mi jardín.

https://www.ortidipace.org/. Huertos de paz (Orti di pace). Web que creó Pia Pera en 2005. “Ortidipace está al alcance de cualquiera que considere la huerta, y el jardín en sentido amplio, un lugar ideal para tejer toda una serie de intercambios con la naturaleza, el medio ambiente y la comunidad”.

https://reader.digitalbooks.pro/content/preview/books/104428/book/OEBPS/text/c01.html.  Un huerto natural.

LEER MÁS

Marcovaldo, relatos de Italo Calvino. “En medio de la ciudad de cemento y asfalto, Marcovaldo va en busca de la Naturaleza. Pero ¿aún existe? La que él encuentra es una naturaleza rencorosa, contrahecha, comprometida con la vida artificial”…

“Había empezado a publicar la serie de relatos de Marcovaldo [...] en la tercera página del diario L’Unità hacia 1952. Había creado este personaje inspirándome en un almacenista de la editorial donde trabajaba; incluso una historia, la de las setas, era real; este hombre había encontrado setas en la calle, las comió y se intoxicó”- narra el propio Calvino. “Este Marcovaldo tenía una mirada poco adaptada a la vida de la ciudad: carteles, semáforos, escaparates, rótulos luminosos, anuncios…; por más estudiados que estuvieran para llamar la atención, nunca lograban captar su atención que parecía vagar en la arena del desierto. Mientras que una hoja que se marchitaba en una rama, una pluma que se enganchaba en una teja nunca se le escapaban, no había tábano sobre el lomo de un caballo, boquete que no hiciera la carcoma en una mesa, una piel de higo aplastada en la acera que Marcovaldo no notara y no le llevara a reflexionar, descubriendo los cambios de estación, los deseos de su alma y la miseria de su existencia”.

https://quefluyalainformacion.blogspot.com/2020/05/tracy-chevalier-la-voz-de-los-arboles.html . TRACY CHEVALIER. LA VOZ DE LOS ÁRBOLES.

https://ficcionesdeloreal.blogspot.com/2022/04/una-flor-en-el-asfalto-disfrutar-de-la.html. UNA FLOR EN EL ASFALTO: disfrutar de la flora en la ciudad.


 

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